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lunes, 31 de agosto de 2009

AFANC

SERES IMAGINARIOS
"AFANC"
Al norte de Gales, próximo al estuario del río Conwy, hay un estanque llamado Llyn yr afanc en el que cuenta una leyenda que habitó un castor de tamaño gigante que devoraba a hombres y animales, y que fue reducido con ingenio por los hombres del pueblo hasta que le dieron muerte.
El Afanc es un monstruo marino del folklore galés que aparece descrito en los relatos como una criatura de grandes dimensiones, con una cabeza gigantesca, sin ojos, al menos por lo que se aprecia a primera vista, ya que quedan recubiertos de pelo, y con unos enormes y afilados dientes.
Algunos creen que se trata de un gusano gigante, ero la mayoría afirma que se trata de un castor.
Aunque el mito del Afanc partió del norte de Gales, actualmente se esta extendiendo por distintos lugares, por lo que es posible encontrar testimonios que nos cuenten algunas de sus maldades en diversos lagos y estanques.
Es un ser voraz, que solo piensa en devorar a hombres y animales con su enorme quijada.
Cuando algún barco se aproxima, el Afanc se agazapa y se esconde para sorprender a su presa.
Esta criatura llega a destrozar con su fuerza los limites del estanque en el que se encuentra, inundando con el agua los valles cercanos y atrayendo hacia él a las bestias del campo.
Otras veces, captura a sus víctimas formando un remolino en el agua que lo absorbe todo a su paso.
La leyenda mas extendida del Afanc narra la historia de los vecinos de un pueblo cercano al río Conwy, al norte de Gales, que decidieron aunar sus fuerzas para matar a la enorme criatura que habitaba en el estanque Llyn yr Afanc.
La bestia en cuestión era un castor gigante que tenía atemorizados a los vecinos y que devoraba a todo animal que encontraba próximo a su territorio.
Para matar al Afanc recurrieron al viejo truco de ponerle a una hermosa doncella como cebo.
Al igual que los dragones, el agresivo castor se transforma en un ser tierno cuando nota la presencia de una mujer joven y bella.
Lo tenían todo preparado.
Una muchacha del pueblo se acercó a la orilla del estanque y atrajo con dulces palabras al castor, mientras el resto de los vecinos la esperaban en una zona del valle.
El monstruo la siguió dócilmente y se quedó dormido en la falda de la muchacha.
Cuando los hombres comprobaron desde su escondrijo que el animal ya no se movía, se acercaron hasta él y lo sujetaron con cadenas a unos bueyes.
El Afanc se sentía tan humillado que no se defendió, agachó su cabeza y se dejó arrastrar hasta el centro del pueblo, donde lo mataron.
A. Celis
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