EL GATO NEGRO
En todo el mundo existen tradiciones concernientes a Gatos,
siendo probablemente la más común la de que, si cualquier Gato-y
muy en especial, uno negro- entra en una casa, es signo de buena suerte siempre
y cuando sea bien tratado.
Solo los chinos encuentran aciaga la llegada de un Gato
negro, para ellos constituye un aviso de enfermedad.
Según el tratado de Demonología y Conocimientos sobre el
Diablo, de Conway, un Gato tricolor constituye una protección segura para que la casa
en que habita no se vea destruida por un incendio, y la misma obra añade que un
Gato negro puede curar la epilepsia (no dice como) y protege los jardines.
En Guernsey suelen decir que el hecho de ver un Gato
negro pasar ante
la ventana anuncia la llegada de un extraño, y, en el sur de Inglaterra, se
considera que un Gato negro es un amuleto que garantiza marido a
la hija de la casa.
Si alguien se encuentra con un Gato con garras dobles, ha topado con el mejor
amuleto de la suerte y deberá guardarlo y protegerlo con toda clase de
cuidados.
En cualquier caso, si un Gato pide ayuda y es rechazado o
maltratado, seguro que sobrevendrá alguna desgracia.
En el Antiguo Egipto, los Gatos eran animales sagrados relacionados
con la diosa Pakht o Sekhet -que de ambas maneras puede ser
llamada-, la cual se representaba con cabeza de Gato.
La palabra inglesa "cat", que quiere decir Gato, constituye una de las formas del nombre de la
diosa, aunque la palabra egipcia para Gato era "mau". Osiris se
disfrazó de Gato en varias ocasiones, lo que podría ser el origen del carácter sagrado
concedido en Egipto al animal y de difusas leyendas de "Gatos
de Brujas" pertenecientes
a épocas cristianas.
Existe en el Museo Británico un dibujo egipcio de Ra, el dios del Sol u Osiris, que toma "la
forma de Gran Gato" y
decapita a Aepep, el
dios de las Tinieblas y del Mal.
Con posterioridad, a todo tipo de Gatos,
aunque, muy especialmente, a los Gatos negros se les atribuyó el ser compañeros de
Brujas.
Por ello, cualquier afrenta dirigida a un Gato traería consigo la venganza de sus amigas, mientras que, si era bien
tratado, las Brujas -o Sekhet, si
se prefiere la versión más antigua- premiaría con toda probabilidad a sus
benefactores.
Estas antiguas creencias merecen ser tomadas en cuenta,
aunque solo sea como lecciones de clemencia hacia criaturas desvalidas.
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