EL SIGNIFICADO DE LA NATURALEZA
(El Sexo de las Plantas)
Además de la encina, también importante el muérdago, ya que brotan en invierno y se le consideraba de naturaleza celeste por carecer de raíces.
Por estas razones, los druidas lo recogían, según Plinio, en las noches de luna llena para utilizarlo durante determinados ritos.
Los celtas asociaban los arboles con una esencia "masculina" o "femenina".
Al serbal, cuyos brotes rojos, considerados alimento divino, reclamaban sangre y fuego, al acebo y al fresno, se les atribuía un carácter "viril".
El serbal se asociaba con la adivinacion y la capacidad de proteger al ganado de los peligros, de evitar el mal de ojo y de alejar los rayos; al acebo se le relacionaba, a través de su nombre, que en gaélico significa "fuego" y "objeto de hierro" con la elaboración de los metales y con la guerra; el fresno se vincula con los guerreros, puesto que con su madera se construían lanzas y bastones para combatir.
El abedul, en cuya corteza blanda se grababa el alfabeto sagrado ogam, tenia una naturaleza femenina y su madera se utilizaba para fabricar las cunas de los recién nacidos.
También eran femeninos el avellano, que da frutos muy nutritivos, el aliso y el sauce, asociados a los pantanos y a los cauces de agua y el tilo, símbolo de amor conyugal.
Al espino blanco, que a sus flores de extraordinario perfume y virtudes terapéuticas une espinas, que pueden llegar a herir, y bayas venenosas para el hombre, se le atribuía un carácter ambivalente.
Si entre los arboles "positivos" se debe tener en cuenta el abeto -que simboliza la vida hasta el punto de haber sido adoptado por la Navidad cristiana, incluso después de siglos de aversión dado su carácter pagano-, entre los "negativos", relacionados con la muerte y la destrucción, están el tejo, de cuyas semillas y hojas los celtas extraían sustancias venenosas que aplicaban en la punta de las flechas y el saúco, cuyas bayas negras evocaban el color fúnebre de la muerte.