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miércoles, 11 de noviembre de 2009

HOMBRES GRISES

SERES IMAGINARIOS
HOMBRES GRISES
La fantasía de Michael Ende en Momo creó una de las criaturas más interesantes, turbadoras e inhumanas que haya podido imaginar el hombre, y cuyo único propósito en la vida es privarnos de uno de nuestros bienes más queridos.
Se trata de los "Hombres Grises", los ladrones del tiempo.
Tal y como los concibió Michael Ende, los "Hombres Grises" están entre nosotros, en las calles de nuestras ciudades, y nos asalta día y noche, se introducen en nuestra conciencia y nos convencen de que no hacemos mas que perder el tiempo, que muchas de nuestras actividades no son más que tonterías, que debemos ahorrar el tiempo para vivir mejor y para tener más en un futuro.
No engañan y nos hacen firmar contratos en los que pactamos ahorrar una determinada cantidad de horas, que luego van a parar a sus cajas de ahorros de tiempo.
Cuando han conseguido su propósito y comenzamos a vivir como ellos quieren, entonces se esfuman.
Sin embargo, en nosotros permanece el acuerdo que firmamos en su presencia, la decisión que tomamos de ahorrar tiempo, que ahora creemos nuestra.
Los "Hombres Grises" no son invisibles.
Son individuos elegantes, con trajes de color gris, que llevan unos bombines también de color gris, y un pequeño puro en la boca siempre encendido.
El color de su cara es ceniciento y frío, pues carecen de sentimientos.
Llevan un maletón de color gris plomo y una agenda en la mano para hacer sus anotaciones matemáticas con las que nos convencen del tiempo que hemos perdido en nuestras vidas.
Son los culpables de nuestras prisas, de que no le demos importancia a muchas cosas que debieran tenerla, de que no sepamos apreciar lo que no produce, de que no tengamos ocio, horas para la reflexión, ni tiempo para hacer lo que queramos o para no hacer nada.
Ahora vestimos mejor y ganamos más dinero, pero poco a poco nos volvemos antipáticos.
Todas las horas que no vivimos se convierten en las flores horarias que ellos almacenan en su caja de ahorros, donde dejan que se sequen para fabricar los pequeños puros que luego se fuman y con los que se mantienen vivos, porque basta con arrebatarles sus cigarros para que se conviertan en humo y dejen de ser, igual que el tiempo que de verdad perdimos tratando de ahorrarlo.
En la novela de Michael Ende, uno de los mejores amigos de Momo es Cigi, un joven ocioso y feliz que cuenta cuento a los niños por las calles pidiendo la voluntad.
Pero Cigi tiene la ambición de hacerse rico y famoso, y a ella recurren los "Hombres Grises" para someterlo.
Un día aparece un artículo en el periódico escrito por los "Hombres Grises".
"El último narrador auténtico", dice el titular, y por fin las cadenas de radio y televisión comienzan a interesarse por Cigi.
Tiene éxito y trabaja a destajo.
Muy pronto, Cigi comienza a traicionarse, se repite, ya no tiene amigos y no hace más que trabajar.
Ya es famoso, ya es rico, pero ha dejado de ser feliz.
Los "Hombres Grises" se han apoderado de su tiempo.
Autor: Agustin Celis
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