Como seres fantásticos, la Momia es una creación cinematográfica, un personaje basado en los cuerpos momificados del Antiguo Egipto.
Pero no se trata sólo de un ser harapiento y malvado, tal y como ha sido representado, envuelto en vendas y empeñado en acabar con la vida de aquellos que han profanado su tumba.
Su drama es mucho más profundo.
Se trata de un ser atormentado, casi romántico, que desea, sobre todo, la muerte final, el descanso eterno que le negaron los arqueólogos.
Y si hemos de creer a los guionistas, y no hay razones para no hacerlo, es también un eterno enamorado, que vuelve del más allá para recuperar a la princesa que un día amó, reencarnada ahora en una de las estudiosas que investiga su caso.
Desde el siglo XX vienen apareciendo en los pantanos de turba del noroeste de Europa cuerpos en perfecto estado de conservación.
En la mayoría de los casos se trata de criminales ajusticiados, y los cuerpos presentan numerosos estigmas de violencia.
Muchos de ellos aparecieron con una rama de abedul clavada en el cuerpo a la altura del corazón, precaución ritual que se tomaba para que el cuerpo no volviera a la vida, es decir, para salvaguardar a la población de sus malas acciones e impedir que volvieran a dañar a alguien.
La creencia de que las momias pueden volver a la vida no es exclusiva del Antiguo Egipto.
Durante el siglo XIX, las momias que se encontraban en los pantanos del noroeste de Europa eran destruidas para que no volvieran en forma de espectros a atormentar a los vivos.
Aún así, sus restos eran vendidos, pues se creía que el polvo de momia poseía propiedades medicinales y otorgaba el don de la eterna juventud a quien lo comía.
Una de las momias que más interés esta despertando en la actualidad es la del llamado "hombre de Tollund", que se conserva en el museo de Copenhague.
Fue descubierta flotando en las aguas de un pantano en mayo de 1950 por dos obreros que están cortando carbón de turba cerca de la ciudad danesa de Silkborg.
Como su cadáver presentaba muy buen estado de conservación, al principio se creyó que se trataba del cuerpo de un joven que había desaparecido en esos días.
Sin embargo cuando fue inspeccionado con detalle, se descubrió que aquel cuerpo tenía más de 2.000 años.
Vivió alrededor del 200 a C. y tendría alrededor de 30 años cuando murió.
La causa de su muerte es lo que constituye, precisamente, el mayor enigma.
Todo parece indicar que murió ahorcado, pero sin embargo, ni su rostro ni su cuerpo muestran los signos propios del ahorcamiento, el semblante está completamente relajado, y el cuerpo se mantiene en posición fetal, con los brazos y las piernas flexionados, como de alguien que duerme.
Se ha aventurado la hipótesis del sacrificio ritual en honor de una deidad de los pantanos, pero motivo de que su cuerpo permanezca incorrupto después de dos milenios bajo el agua sigue siendo un misterio.
Agustin Celis Sanchez.