DEMONIO O DIABLO
La significación simbólica del demonio cambia, radicalmente, en el mundo
antiguo y en el mundo cristiano.
Para los griegos y romanos "el que sabe" es un genio benéfico o maléfico de naturaleza divina, unido al destino de los hombres, y cuya influencia -positiva o negativa- se dejaba sentir en el acontecer de las generaciones y de los hechos históricos.
En Sócrates, el daimon o demonio parece identificarse con la voz de la conciencia interior.
A partir del cristianismo, se identifica con el espíritu del mal, con el ángel caído o rebelde, del que es príncipe por antonomasia Lucifer, Satanás o Luzbel.
Simbolicamente, se le representa por varios animales, reales o fantásticos; la Serpiente, el León, el Zorro, el Escorpión, el Buitre, el Sapo, la Lechuza, el Dragón, el Grifo, la Arpía, la Quimera, etc.
El pentagrama invertido es emblema demoníaco.
El pentagrama invertido alude a la estrella matutina, cuyo nombre el
Demonio o Diablo se adjudica.
El cuerno italiano, llamado también “unicornio”, fue parte de la mitología que
los druidas llevaron a Irlanda y Escocia.
Comúnmente se lo asocia con la buena suerte, pero los satanistas lo relacionan
con las finanzas, y lo llaman "ojo del mal".
Un emblema egipcio retomado por los adoradores del diablo es el llamado
“escarabajo sagrado”.
En Egipto significaba “reencarnación” pero en los ritos satánicos se lo
asocia con el “Dios de las Moscas” o Belcebú.
Es usado como signo de protección.