ARAÑALos arácnidos siempre han sido considerados símbolos de mal presagio.
No obstante, cuentan con tres formas simbólicas diferentes, en función a la tela que elabora.
Por un lado, la capacidad creadora; tejen la tela; por otro, la agresividad; el ataque al indefenso atrapado en su tela; y por último, el de la propia tela; espiral con un centro.
Asimismo, representa un papel demiurgico para numerosos pueblos africanos.
Por ejemplo, para los ashanti la araña es un dios primordial, ya que consideran que el hombre ha sido creado por un gran arácnido; mientras que en Malí se piensa que es una consejera del dios supremo.
La araña migala es considerada el símbolo del poder de adivinación.
En Sudamerica algunas tribus utilizaban las arañas dentro de sus practicas adivinatorias.
Más al norte, entre los aztecas era el símbolo del dios del infierno.
En la filosofía clásica, la araña era la caricatura de la divinidad; recordemos que es castigada por rivalizar con Minerva en tejer tapices.
De las tres formas simbólicas citadas anteriormente, destaca especialmente el tercer aspecto; el propio carácter de la tela.
Así, merece comentarían la forma rauda de esta y el hecho de que este formada por rayos y círculos concéntricos, así como el hilo para tejer que sale de si misma y que comparativamente ha sido analizado como árbol cósmico, escala de Jacob y puente de Mahoma, o pasaje de la tierra al cielo.
Hay que considerar que la creación cosmogónica está simbolizada por el acto de tejer.
Entre los aztecas era el símbolo del dios del infierno.
La historia de ARACNE
Aracne, hija de un tintorero de lanas, era famosa por su habilidad en el arte del tejido.
A pesar de que todo el mundo sabía que su destreza dependía de la protección de Minerva, la muchacha se obstinaba en negar la evidencia y desafió abiertamente a la diosa a una liza de tejedura.
En un principio, Minerva se disfrazó de anciana y se acercó a la joven en un intento por convencerla de desistir de su empeño, lo que solo provocó su desdeñosa ira.
Tras recuperar su verdadero aspecto, Minerva se presentó a Aracne quien, sin demostrar turbación alguna, empezó a competir con ella tejiendo una tela que representaba los amores de los dioses.
A Minerva no le agradó el tema y, tras romper la tela a tiras, golpeó repetidamente a Aracne con la lanzadera.
La joven, que no pudo tolerar semejante afrenta, intentó ahorcarse, pero la diosa, compadecida, la transformó en una araña, en griego arádme, que teje su tela sin cesar.
L. Impelluso
