RITUAL DE LA NOCHE DE SAN JUAN
(la
Madrugada del día 24 de Junio) El Ritual de la Noche de San Juan
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JUAN"...
Guadalupe
Se utiliza la magia de las velas para conseguir
nuestros propósitos.
Está formado por un altar, seis velas con los
colores del Arco Iris, una vela color marrón, una vela negra de menor tamaño,
un recipiente con agua de manantial y unas hojas de laurel.
El altar:
Es el soporte sobre el cual vamos a realizar
nuestro ritual.
En él encontramos un círculo que representa los
hechos consumados, es decir los deseos ya cumplidos, los propósitos
conseguidos.
Dentro del círculo se circunscribe un heptágono,
polígono de siete lados, porque el siete es el número mágico por antonomasia y
simboliza los grados de perfección.
Las velas de colores:
Las seis velas de colores representan a la luz
blanca del Sol, símbolo de pureza, que al descomponerse da como resultado los
seis colores del Arco Iris (rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta).
A estos seis colores le sumamos el marrón de la
séptima vela, color que simboliza la Tierra, madre fecunda y regeneradora, necesaria
para que todo pueda nacer.
Siete velas en total que en su conjunto representan
nuestros deseos de luz, de pureza y de regeneración.
Eso es lo que queremos conseguir, el lado bueno que
nos espera representado en estas siete velas donde, una vez más, encontramos el
número mágico por excelencia que nos ayudará a que el ritual sea un éxito.
La vela negra:
Simboliza la oscuridad que procede del negro, los
males que nos acosan.
Es de menor tamaño y por eso se encuentra en
inferioridad con respecto a la luz blanca representada en el resto de las
velas. La oscuridad del negro será vencida por la claridad del blanco.
El agua de manantial:
Según antiguas leyendas, el agua de los manantiales
que utilizamos la Noche de
San Juan cura los males, ahuyenta el mal de ojo, atrae juventud y belleza y
contienen, además, virtudes fecundantes.
Las plantas:
Tradicionalmente las plantas que se utilizan esa
noche tienen propiedades curativas o pueden utilizarse como amuletos
protectores.
El laurel, además es un símbolo de victoria y
ahuyenta los malos espíritus.
La oración:
Si queremos verbalizar nuestras intenciones en esta
noche podemos recurrir a estas oraciones que recogen el sentido del ritual y
los fines que esperamos conseguir.
Oración al encender la vela negra:
"Esta vela representa la oscuridad que se
inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de la luz del
Sol".
Oración al encender las demás velas y por cada una
de ellas: "La luz del Sol, del Arco Iris, vencerá las tinieblas de la
larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido".
Si ya tenemos el ritual completo y queremos
regocijarnos en esta noche tan especial y propicia para deshacernos de todo lo
malo, lo primero que tenemos que hacer es elegir un momento de tranquilidad, y
luego, en solitario o en compañía de nuestra familia o amigos preparamos el
altar, preferiblemente en el suelo, disponiendo las velas, el agua y las
plantas.
Primero colocamos la vela negra en el centro, a
continuación las velas de colores en cada uno de los vértices del heptágono
siguiendo el orden de los números y haciendo coincidir los colores y,
finalmente, en cualquier ángulo del altar ubicamos el laurel formando una cruz.
Esparcimos alrededor del altar algunas gotas de
agua siguiendo el sentido de las agujas del reloj de manera que cerremos un
círculo completo.
Luego encendemos las velas, primero la negra
pronunciando la oración: "Esta vela representa la oscuridad que se
inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de la luz del
Sol".
A continuación encendemos las demás velas por orden
de numeración y pronunciamos la segunda oración por cada una de las velas
en el momento de encenderlas: "La luz del Sol, del Arco Iris, vencerá
las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será
vencido".
Nos concentramos fijando la atención en nuestro
propósito y si lo deseamos escribiremos en dos hojas de papel, en una lo
negativo que quemaremos con la vela negra y en otro lo que deseamos que suceda
que guardaremos hasta la próxima noche de San Juan, recordando las
oraciones, pensando que todo lo malo quedará eliminado, vencido, excluido de
nuestra vida.
Sentimos cómo la luz que sale de las seis velas del
Arco Iris se funden en el blanco purificador del Sol empujadas por la fuerza
que fluye de la luz de la
Tierra, luz fértil y regeneradora.
Unidas las siete fuerzas comienzan a devorar la luz
que procede del negro, de las tinieblas arrasando los males pasados, presentes
y futuros.
El lado oscuro que queremos destituir va
sucumbiendo.
Lentamente se impone la claridad.
La luz domina sobre las tinieblas.
El círculo se cierra, los hechos se han consumado.
Visualizamos los deseos cumplidos encerrados en el
círculo donde nadie nos los puede arrebatar, percibimos la alegría que nos
produce caminar hacia lo saludable.
Luego, siguiendo las costumbres ancestrales,
saltamos por encima del fuego como acto que culmina el definitivo cumplimiento
de nuestros propósitos.
Finalmente, si no disponemos de tiempo para que las
velas se consuman por sí solas, las apagamos empezando por la negra y
terminando por las de colores en el mismo orden en que las encendimos.
El laurel que hemos utilizado en el ritual podemos
colocarlo en cualquier lugar de nuestra casa porque de él seguiremos obteniendo
la protección que necesitamos.
Con la culminación del Ritual de la Noche de San Juan hemos
conseguido una vez más que la luz triunfe sobre las tinieblas, que el lado
oscuro quede sepultado definitivamente bajo la espléndida luz blanca que
acompaña todo lo bueno que a nuestro alrededor existe.
Y ahora, alborozados, empapados de nuestros buenos
deseos dejemos que nuestro ser sea capaz de rezumar y regalar la concordia y
luz que hemos conseguido, al menos hasta la próxima
Noche de San Juan.