Los Tres Anillos de los Elfos son Vilya, Narya y Nenya.
Excepto el Único, eran los más poderosos de los Anillos
de Poder.
No otorgaban invisibilidad a sus portadores, ni
podían considerarse como armas de guerra.
Fueron hechos para mantener y conservar la cultura
de los Elfos, para comprender la naturaleza, y para curar y sanar las heridas
de la Tierra Media y de sus habitantes.
Cada uno disponía de propiedades especiales, que a
su vez dependían igualmente del portador que los llevara.
En su diseño no participó Annatar, por lo que no
eran maléficos, pero el Anillo Unico estaba diseñado para dominar también a los
Elficos puesto que su poder, que era el del propio Sauron, era superior al
del resto de anillos.
Por eso se dijo que si éste fuera destruido, el
poder de los Tres acabaría por desaparecer.
Fueron creados por Celebrimbor en persona, en Ost-in-Edhil (la
capital de Eregion) en el año 1590 de la Segunda Edad. Hacia 1600,
Sauron fabricó en secreto el Anillo Único en las forjas del Monte
del Destino, pero en cuanto se lo puso en un dedo, Celebrimbor detectó su
existencia.
En 1693 y ante la amenaza que suponía el inminente
ataque de Sauron, Celebrimbor, que no se resolvía a destruir los Tres Anillos,
decidió ocultarlos entregándolos a los Señores de los Elfos.
Para ello, viajó primero a Lórien y luego
a Lindon.
La historia posterior de los distintos portadores
es larga y compleja.
Durante toda la Segunda Edad, los Tres Anillos se mantuvieron en completo
secreto, y no fueron utilizados.
Pero la derrota de Sauron en la guerra de la
Última Alianza y la pérdida del Único permitió que durante gran parte de
la Tercera Edad, sus portadores usaran plenamente su poder, al menos hasta
el momento en que surgieron los indicios de la reaparición de la Sombra.
Los portadores de los Tres durante la Guerra del Anillo eran Elrond (Vilya), Gandalf (Narya)
y Galadriel (Nenya).
Cuando abandonaron la Tierra Media en el 3021 de la
Tercera Edad, los tres llevaban abiertamente sus respectivos Anillos, pero desprovistos
ya de todo poder tras la destrucción del Único.