MALOCHIA
EL OJO MALIGNO
La creencia original radica en que algunos
individuos que tienen vista fuerte son capaces de enfermar a otras personas
simplemente mirándolas, afectar a los niños, el ganado o los frutales. Estar
"ojeado" trae una serie de malestares corporales como abatimiento,
fiebre, problemas digestivos, etc. Una de las múltiples curas puede consistir
en provocar el lagrimeo, como si las lágrimas se llevaran el mal saneando e
higienizando el ojo. En general el tratamiento toma la forma de limpieza como barrer al
paciente con algunas plantas o gestos. Su curación se basa en la sugestión.
El ojo malvado es el nombre para una enfermedad
transmitida, generalmente sin la intención, por alguien que es envidioso,
celoso, o codicioso. También se llama el ojo desagradable y el ojo envidioso.
En hebreo es el ha'ra del ayin (el ojo malvado), que en Yiddish es horeh del
ayin, hora del ayin (ojo). En italiano del continente es malocchio. En Sicilia
es jettatore (la proyección (del ojo) y en Farsi es la venda del bla (el ojo
del mal), shuil del droch en Escocia, oeil de losmauvais en
Francia, bösen Blick en Alemania, y era conocido como malus del
oculus en el Romano clásico. Los deportistas son muy superticiosos del yetatore o mufa y
suelen endilgar este nefasto papel a diferentes personas.
La creencia es que una persona mirando de cerca con
envidia y elogiando, puede dañar niños, ganado o árboles frutales. La palabra
"mal" es desafortunada en este contexto porque implica que alguien
"ha maldecido" la víctima, pero no es este el caso, ya que la persona
que abriga celos y porta el ojo maligno no necesariamente es una persona
malvada en sí misma.
El mal de ojo no procede de la mirada sino del mal
deseo , de la idea que el otro quiere nuestro perjuicio en el sentido de
la envidia, aunque este deseo sea inconciente como muestran algunos sueños.
Cubriéndose de este daño algunas leyendas de camión contraatacan Que Dios
te dé el doble de lo que tú me deseas. La envidia es un sentimiento
universal y forma parte de los siete pecados capitales. Originalmente significa poner
el ojo en , in videre, in video . Existe una envidia
"sana" que ayuda a la identificación con el envidiado y tiene un
sentido de bienaventuranza hacia él; mientras que la envidia propiamente dicha
es destructiva, son celos y rivalidad contra el dichoso y el deseo es que le
vaya mal al feliz poseedor aquello que al envidioso le falta. Existen una serie
de amuletos contra esta envidia, como por ejemplo las cintas rojas. Otra de las
medidas preventivas más familiares contra el ojo malvado es el gesto de la
mano. El Mano Cornuto o "mano de cuernos" tiene su origen en Sicilia.
La maldición del ojo se piensa que puede ser provocada por las exhibiciones
inadecuadas de lo material, el orgullo o ante la belleza excesiva. Hay una
teoría que afirma que la gente muy famosa y las celebridades sufren destinos
más desgraciados que otros simplemente porque están más sujetas a la envidian
que el resto de las personas. Ser mal visto es una metáfora común en ciertas
situaciones. Los famosos suelen usar lentes oscuros como para protegerse de
tantas miradas.
Muchos brujos y eventuales parapsicólogos lucran
con la idea de erradicar un mal que le han hecho al que sufre, un trabajo contra
la persona, sea arrojarle tierra del cementerio o un conjuro de magia negra. La
motivación que se alega generalmente es la de envidia. Estos trabajos son
un derivado de la creencia vudú. Esto demuestra la universalidad del
pensamiento mágico basado en la sensibilidad y dependencia del deseo del Otro
que tiene el ser humano, aún el adulto.
El vudú es particularmente rico en este tipo de
posibilidades persecutorias, la forma más conocida sobre el poder del deseo del
otro es la del muñeco al que se le clavan agujas para realizar un daño contra
un semejante. El wanga es un maleficio consistente en que las fuerzas
sobrenaturales se encierran en un paquete o botella, el poder del wanga es
limitado. no mata, pero provoca una enfermedad o induce a reiterados fracasos a
la persona elegida, entonces la responsabilidad de los fracasos no es de quien
los padece sino de otro. Es una postura más cómoda que la de enfrentarse al
rival interior, el otro yo que hay que curar (ver tendencia al fracaso).
La práctica de brujería más temida es la reducción
al estado de zombi . Se supone que el oungano brujo puede
envenenar transitoriamente a una persona para que parezca muerta y robarle el
alma, luego lo desentierra de la fosa y el individuo queda vivo pero privado de
toda voluntad quedando al servicio del oungan . En mi criterio
probablemente el zombi sea el producto de la combinación de hipnosis
basada en una convicción absoluta sobre el poder de la hechicería y el robo del
alma, una personalidad débil, una neurosis fuerte y algún narcótico posterior
al rescate y suministrado en forma periódica. En una cultura vudú se
vive con un gran cuidado de no ganarse el odio de los demás.
Cannon, uno de los descubridores del estrés,
estudió la muerte vudú inducida por el brujo pero convalidada por toda la
aldea, junto con la convicción absoluta de la víctima que se iba a morir. Se lo
condena a un ostracismo social, a un aislamiento que el sujeto no puede
asimilar y fallece sin que se le haya administrado ningún tóxico. En este caso
se lo priva del ojo amable y afectuoso, del que expresa el reconocimiento del
otro. La integridad física no resiste a la disolución de la personalidad
social.
El ojo se transforma en maligno porque representa
el mal deseo configurando una especie de símbolo universal. No necesariamente
es una mirada real y objetiva que se recibe, sino que puede ser una mirada
imaginada y proyectada al campo del Otro (el observador externo, el público).
Es una construcción subjetiva y particular que se interpone entre el sujeto y
el otro. Si se desactiva el ojo proyectado y depositado en el otro, aunque la
tribuna esté en contra, el sujeto está inmunizado contra este tipo de
espectador hostil. Este mecanismo de defensa está compuesto de dos tiempos, proyección y retorno
de lo reprimido (desde la periferia simbólica del sujeto).