UN CUENTO DE BRUJAS.... LA BRUJA DORA Y SU ESCOBA
VOLADORA
Extraído de ENCUENTOS
Érase una vez, una malvada bruja que vivía en el
bosque.
Un día se sentó en una gran piedra con las piernas cruzadas mientras
que con la mano derecha sostenía su cabeza inclinada.
La ceja izquierda se
elevaba respecto de la otra, que permanecía en su lugar.
La nariz respingada y
muy larga parecía salírsele de la cara.
Su boca, diminuta y cerrada, no dejaba
escapar ni un poquito el aire. Antes de continuar contándoles esta historia,
les propongo un ejercicio: busquen un lugarcito adonde poder sentarse y traten
de imitar a la bruja; eleven una ceja, respinguen su nariz con una mano y con
la otra sostengan su cabeza inclinada.
¡Ah! Y no olviden hacer sus bocas
pequeñitas.
¿Listo? Bien, así se encontraba la bruja Dora, con su escoba
voladora, enojada y enfadada.
¿Querrán saber por qué? pues, porque no tenía a
quien embrujar. Y Ustedes saben cuál es el oficio de las brujas, hacer
brujerías.
Entonces, después de mucho enojarse, patalear, lloriquear y hacer
berrinches, la bruja Dora, con su escoba voladora, tuvo una gran idea: decidió
hacer burbujas.
Ya saben, un poquito de jabón añadido al agua y a burbujear.
La
bruja conservaba un libro ancestral que había sido de su tatarabuela, donde
figuraba una receta fenomenal para hacer pompas, entonces puso manos a la obra
y preparó el siguiente brebaje:
- Cien litros de agua,
- Cincuenta litros de
jabón,
- Ciento setenta y cinco gotitas de jugo de remolachas,
- Treinta y
cinco sobres de gelatina sin sabor, mucha azúcar y glicerina (para evitar que
las burbujas se rompan)
Y es así que, la bruja Dora, con su escoba voladora, se dirigió
con el brebaje al bosque.
Consiguió un calderín (de esos que suelen usarse para
cazar mariposas), le quitó la red y usó el aro para soltar las burbujas al
aire.
Claro, como debía hacer mucha fuerza y no podía soplar, se le ocurrió
conseguir un ventilador.
A la cuenta de tres lo encendió y “¡sss sss sss!”
miles de pompas de jabón se desparramaron por el bosque.
¡Eran enormes,
danzarinas y muy coloridas! _ “Burbujin burbujera pin pun pan y afuera” _
pronunció la bruja sus palabras mágicas, y las burbujas viajaron en dirección a
la aldea vecina “glu! ¡glu!“
Grandes y niños salieron de sus casas para verlas,
preguntándose de dónde procederían.
Entonces, trataron de alcanzarlas y también
de estallarlas cuando de pronto la bruja Dora llegó al lugar con su escoba
voladora.
De nuevo, dijo sus palabras mágicas _ “Burbujin burbujiola, una
burbuja sola” Todas las burbujas que se desplazaban por el aire se acercaron y
se mezclaron hasta formar una sola, que más que una burbuja parecía un
burbujón.
Lo terrible fue que todos los aldeanos quedaron atrapados dentro de
ella, y treparon y saltaron y la golpearon intentando romperla, pero no lo
lograron. “¡Ja ja ja!”, la bruja Dora, con su escoba voladora, volvió a reír a
carcajadas.
Ya no estaba enojada ni enfadada. Sin embargo, la risotada le duró
lo que una palmada “¡plas!”
Los aldeanos hicieron una esfera humana, se
enredaron con pies y manos y bamboleándose de un lado al otro, lograron estirar
tanto al burbujón que explotó como un estruendoso cañón “¡bum!” La bruja Dora,
con su escoba voladora, salió disparada con la explosión.
Y este cuento se
termina con la bruja Dora y su escoba voladora en el norte de la China.