Ninfas son en general todas las deidades menores
femeninas de la
Mitología Griega.
Provienen de matrimonios entre Dioses mayores,
mixtos con semidioses, y en algunos pocos casos, con humanos.
Recibían sus nombres especiales según la función
que tuviesen atribuída o el medio en que residían, por ejemplo: las Melíades,
ninfas de los fresnos; las Náyades, ninfas de las fuentes y de los ríos; las
Nereidas, ninfas del océano; las Oréades, ninfas de las colinas y montañas; las
Dríades, ninfas de los árboles, etc.
Son muy hermosas, poseen gran sensibilidad, y han
sido las protectoras de todas las artes desde siempre.
Amantes de la música, todas ellas tenían alguna
relación con ella, tocando instrumentos o entonando maravillosas melodías para
deleite de los Dioses u hombres que en gran número se enamoraron de ellas. Han
estado presentes en casi todos los relatos heroicos y románticos de la Grecia Antigua ,
prolongándose su aparición durante mucho tiempo en los relatos fantásticos
victorianos, en el arte y la música.
Las Musas eran ninfas, al igual que la bella
"Calypso", quien rescatara a Odiseo del mar luego de que su nave
naufragó cerca de su isla.
De acuerdo a la identidad de su padre y su
ambiente, (ríos, entes o divinidades marinas) los grupos de ninfas se fueron
clasificando en diferentes especies.
Tenían carácter inmortal, pero a diferencia de los
Dioses, podían sufrir y amar como humanas, enamorarse y hasta languidecer de
pena.
Cuando ésto sucedía, o quizá corrían peligro, en
innumerables ocasiones, el Gran Zeus se apiadaba de ellas y cambiaba su
destino, transformándolas en aves, fuentes, árboles, o estrellas, como es el
caso de las Pléyades, un grupo de ninfas que huyendo de sus captores, se
elevaron al cielo con el auspicio de Zeus, dando nombre a la constelación homónima.
Toda ninfa es un hada, toda hada tiene un origen, seguramente, similar al de
las hermosas y legendarias ninfas.