Uno de los animales más misteriosos y enigmáticos
son nuestros amigos los gatos.
Desde el Antigüo Egipto, ya se les veneraba como
dioses, considerándoles protectores de la familia.
El nombre egipcio de “gato” era “Miw”.
De hecho. Los egipcios colocaban estatuas de gatos
fuera de sus casas para impedir la entrada de espíritus malignos pues creían en
su poder mágico y protector, ya que consideraban que el gato “todo lo ve”.
Varios eran los dioses con forma de gato en el
Antiguo Egipto.
La diosa Bast representada con cabeza de gato era
la encargada de la fertilidad.
Mientras que la diosa Sekhmet que también tenía
forma de gato, representaba las fuerzas destructivas de lo divino, la
negatividad , representada en la guerra, la peste y la venganza.
Dato curioso relacionado con el profundo amor y
respeto por la imagen del gato, es que en Egipto se penaba con la pena
capital a quien osase acabar con la vida de un felino.
Tratados como auténticas deidades, recibían los
máximos honores posibles y así recibían el gran privilegio de ser
momificados cuando fallecían.
También se guardaba un largo luto como si de
un familiar se tratara.
Durante la época Medieval, el gato se
considero un animal maléfico.
Fiel compañero de las brujas simbolizaba todo lo
oscuro, lo mágico e irracional. Incluso se tenía la creencia que las brujas
tenían el poder para convertirse en gatos (aelurantropia) para
cometer sus fechorías, o incluso se creía que muchos gatos habían sido humanos
y ahora eran víctimas de los conjuros de brujas.
La idea de relacionar al gato con lo maléfico
llegará hasta nuestros días con la superstición del “gato negro” que según la
tradición popular otorga mala suerte a quien se cruce con el.
Durante el siglo XVII se creía que enterrar un
cadáver de felino durante la edificación de los edificios, lograría una
protección contra los malos espíritus y la mala suerte.
Prueba de ello, son los restos de estos animales
que se han encontrado en numerosos edificios de la capital londinense, como en
el subsuelo de la emblemática Torre de Londres por ejemplo.
El gato posee evidentes cualidades.
Es un animal resistente, rápido, hábil, más salvaje
que doméstico, de feroces uñas, que está envuelto en un halo de permanente
esoterismo.
Según la superstición popular, el gato tiene
siete vidas.
Al agotar la última, en la séptima, se cree
que se convierte en humano.
Esotéricamente hablando, se cree que los gatos se
nutren de energías negativas.
Por ello se sientan y descansan en
determinados lugares del hogar donde captan estas impregnaciones,
transformándolas y eliminándolas finalmente de la casa.
También se cree que el ser humano puede descargarse
de éstas malas vibraciones acariciando simplemente el lomo del felino;
al igual que puede ser muy útil también para descargar la negatividad de las
cartas de Tarot.
Los gatos son considerados grandes “psíquicos” por
naturaleza. Son capaces de desarrollar un fuerte lazo mental con sus
propietarios y así pueden predecir cuando sus amos están a punto de
llegar a la vivienda o por el contrario adelantarse a acontecimientos funestos
relacionados con sus amos.
El gato es un ser especialmente dotado en el plano
esotérico y ocultista.
Es muy útil para percibir presencias, entes y
espíritus.
Tiene un especial talento para captar diferencias
en los campos magnéticos así como son mágnificos para indicar
alteraciones eléctricas.
Debido a su alta sensibilidad, a su fino olfato y
agudo oído, son capaces de percibir imperceptibles ruidos o
sensaciones casi inaudibles o inapreciables para los sentidos del ser humano.
Nuestros ojos y oídos humanos se volverían locos si pudieramos llegar a
procesar todo lo que este animal es capaz de captar.
Su agudizado sexto sentido hace de este animal un
ser casi único en este sentido.
Según numerosos estudios científicos está
comprobado el poder curativo y sanador de los gatos.
Acariciar a un gato elimina el stress, elimina la
negatividad y mejora el nivel cardiaco, aportando calma y quietud,
contribuyendo a la salud física y psíquica del ser humano.
Según un estudio de 2009 de la Universidad de
Búfalo se comprobó que con la compañía humana los gatos producían
cantidades reducidas de la hormona del estrés cortisol.
Lo cual beneficiaba tanto a felinos como a humanos.
Los pacientes tratados en el estudio que adoptaron
gatos mejoraban sustancialmente sus valores cardiacos y mejoraban sus niveles
de presión arterial, con unos niveles que superaban el uso de medicamentos.
Dados los buenos resultados en laboratorio, el uso
de la Zooterapia ,
o el tratamiento de enfermedades con la ayuda de animales, se desarrolla
con rapidez.
Cada día son más patentes los beneficios que
estas mascotas proporcionan para el tratamiento de un amplio abanico de
enfermedades.
El uso de los gatos, por ejemplo, mejora ciertas
dolencias en especial enfermedades como la demencia senil y el Alzheimer.
Los últimos estudios científicos efectuados por el Centro de Investigación de
Interacción Humano-Animal de la
Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de
Missouri han demostrado que tener un gato ayuda a las personas con problemas de
hipertensión y riesgo de sufrir un infarto a reducir el estrés, mejorar la
presión sanguínea y generar estabilidad mental.
Al acariciar el pelaje suave de estas mascotas y generarse el ronroneo del
animal, los seres humanos consiguen ir reduciendo sus niveles de y calmando la
ansiedad, del mismo modo que algunos psicólogos y terapeutas recomiendan el uso
de bolas, peluches y accesorios antiestrés.
Según la doctora Elizabeth Von Muggenthaler,
especialista en bio-acústica, el ronroneo del gato es muy útil para acelerar la
curación.
Se comprobó, por ejemplo, que el ronroneo vibraba
en un frecuencia óptima para acelerar en concreto la curación de los huesos.
Así pues se demostró que “El tipo de frecuencias
que es encontrado en el ronroneo del gato es bueno para la curación del músculo,
el tendón, y las heridas de los ligamentos, también como para el
fortalecimiento y la tonicidad muscular. Son buenas para cualquier tipo
de herida de las coyunturas, curación de heridas, reducción de la infección y
la hinchazón, alivio del dolor, y alivio de la enfermedad crónica pulmonar”.
El Dr. June McNicholas concluyó que las mascotas, y en especial los gatos,
ofrecen compañía y apoyo emocional, a la vez que realzar nuestras interacciones
sociales con otras personas.