Según una antigua creencia, un ramito de Espino sujeto a la parte exterior de la puerta de una casa, deberá aportar buena suerte a quienes habitan en ella, por más que, de ninguna de las maneras, deberá atravesar el umbral.
El hecho de llevar al interior de la casa cualquier parte de un Espino, y muy en especial sus flores, es coquetear con el desastre.
Sin embargo, constituye un arbusto que trae suerte si se tiene en el jardín.