Era ciego y por lo tanto poseia el don de la videncia.
Recibio el apodo de "Servidor de la Rueda" porque veneraba a Dagda, el dios druida cuyo atributo era la rueda cósmica.
Este objeto ensordecía a quien lo oía, cegaba a quien lo veía y mataba a quien lo tocaba.
Los reyes buscaban los consejos del druida guerrero Mog Ruith, célebre por conceder la victoria a aquellos que estaban a su lado.
Vivía en lo mas profundo de un bosque de robles y fue el padre de la druida Tlachtga.
Cuando los druidas y los magos de Cormac Mac Airt se enfrentaron a él, los transformó en menhites.
Con el objeto de borrar su recuerdo, los monjes irlandeses intentaron desacreditarlo afirmando que habia sido el responsable de la decapitación de San Juan Bautista.
Mog Ruith representa la alegoría del ciclo de la vida y de la reencarnación.
Con la misma indiferencia pasa del silencio de los claros nevados al infierno de las batallas.
Sabe que toda victoria va seguida de una derrota y que cuando una persona ha conseguido alcanzar la cima de una montaña, tiene que saber descender de ella, que la vida llega siempre despues del dolor.
Comparte con la garza la vigilancia interior y la agudeza intelectual.
Del avellano, cuyas ramas ayudan a encontrar fuentes subterráneas, adopta la percepción de las ciencias divinas.
Es un habitante del bosque, un lugar de pruebas y revelaciones, un templo natural en el que la conciencia solar se abre camino con esfuerza.
A la sombra de este santuario viven las hadas y los druidas, y los guerreros se estremecen en él a pesar de su valor.
En sus profundidades se reúnen bandidos, caballeros errantes y niños escondidos o abandonados.
Es el lugar donde tiene lugar toda la magia y donde el héroe celta confecciona sus armas (mazo, arco y flechas) para enfrentarse a sus primeras pruebas; gigantes y seres sobrenaturales dotados de un poder que deberá hacer suyo antes de poder proseguir su camino.
El representa: La Fortuna y El Destino.