Basado en unas charlas-coloquio del Profesor
FRANCISCO DE
ASIS ROVATTI.
Celebrado en Castelldefels, en los años 80’
Transcribe las notas y les da formato de
Texto: Josep Lluís Albareda
PARTE V
En la época feudal, ocurrió algo parecido.
Muchas brujas y muchos brujos, en realidad se convierten en brujos y brujas,
para intentar contrarrestar a través de
unas técnicas totalmente psíquicas -con la manipulación de las energías-, lo que ellos no podían contrarrestar a través de
la fuerza física.
Nacerán, por lo tanto,
las técnicas de ataque, de proyección.
Y naturalmente, nacerán unas técnicas de defensa.
Si estamos hablando de la aparición de brujos y de brujas
por ahí, podemos hablar de las técnicas
de "sal pas" en Catalunya -el paso de la sal-. Muchos de ustedes no tienen ni idea.
Otros, lo habrán oído, pero pocos habrán presenciado el paso de la sal.
Esta ceremonia, antiguamente se hacía en todos los pueblos.
Ahora, ésto ya se ha perdido.
Consistía en lo siguiente: el sacerdote se plantaba en el portal de la casa,
recitaba unas oraciones y cogía la sal
bendecida con una cuchara y la echaba al portal y a otras partes de la casa.
Los habitantes de la casa, le daban huevos.
El huevo, significa lo puro y la blancura.
Esto, es una cuestión arquetípica, que está en el inconsciente colectivo.
El huevo es la vida, es lo nuevo, lo limpio, lo inmaculado; es lo que puede nacer; es lo
que evoluciona; es la evolución.
Hay un investigador, Mircea Eliade, que tiene un libro muy
interesante sobre el tema:
"Símbolos".
Este señor, hizo un estudio muy bueno sobre el poder del símbolo en el ser humano.
Entonces, se daban huevos.
Y siempre tiene que haber un monaguillo -en todas las ceremonias, siempre ha habido niños;
ya sea para matarlos o sea para
elevarlos-, porque el niño atrae unas determinadas energías, por este contacto que aún tiene con los mundos
invisibles. Entonces se pone sal, porque
la sal es lo que ata, lo que conserva.
Y entonces, la sal se colocaba -es tal y como se debe de hacer-, en todas las
aberturas de la casa y en la chimenea,
en la "llar de foc" (para que tampoco se cuelen los malos espíritus).
Otra técnica de protección -por ejemplo-, es el
"comunidor".
Esto, es un pequeño
cobertizo que está cerca de la iglesia o de la ermita, en donde el sacerdote se ponía para invocar a las nubes
para que se fueran.
E incluso para protegerse
del pedrisco -por si las brujas hacían caer pedrisco-, se ponía debajo.
Y este pequeño cobertizo se utiliza -aún en algunos sitios,
que también existen en la actualidad-,
para vender (cuando hay una romería), objetos y cosas como pipas, gaseosas, o lo qué sea.
Pero el comunidor era para esto: cuando se decía que la
bruja iba a tirar un pedrisco que iba a dejar sin nada al labrador.
Entonces, el cura se vestía con todos sus ropajes, se ponía
allí y empezaba a invocar a las nubes.
Incluso, habían sacerdotes -concretamente en Catalunya-, que su furia llegaba a ser tan
fuerte para destruir a la tempestad, que
llegaba incluso a sacarse el zapato y a tirarlo contra las nubes:
"Vete para allá en nombre de Dios; fuera la nube".
Había otras personas, que no eran sacerdotes, pero que se dedicaban a
cortar nubes: "els tallanuvols", los corta-nubes.
El corta nubes, venía con un cuchillo, o con una guadaña, y
hacía sus ceremonias, como si cortara
las nubes con el cuchillo, para destruirlas.
Pero ésto, así como el paso de la sal aún se está haciendo,
ésto ya es un poco anterior.
También había las capillas itinerantes, que todavía existen:
iban de casa en casa; una semana la
tienes tú, otra semana la tengo yo.
Estas capillas itinerantes
tienen una importancia tremenda, porque cuanta más vieja es la capilla, la imagen más cargada está de
energía.
Y las familias que no tenían esta capillita que iba pasando de familia en
familia, sufrían.
CONTINUARA...