Los Druidas transmitían los secretos de sus conocimientos de generación en generación, de padres a hijos.
Uno de ellos jugó un papel decisivo en el desarrollo de la alquimia y el espiritismo.
Se trata del Druida Ram o Rama, hijo de un Druida y de una inteligencia tan precoz y unos ojos tan hundidos que asustaron a los sacerdotes, que lo obligaron a exiliarse.
Tam supo que en Egipto había sacerdotes, llamados magos, que vivían aislados en grandes ciudades y que pretendían conocer todos los misterios del mundo, para lo cual se sumían en la contemplación de una pirámide.
Ram viajó a Egipto y llamó a la puerta de ora de una de esas ciudades divinas, proclamando que tenía sed de ciencia.
Los magos lo recibieron, lo sometieron a una serie de pruebas y, estupefactos por todo lo que sabía, decidieron revelarle los símbolos que, según la leyenda, habían sobrevivido al diluvio, encerrados en una esmeralda en forma de pirámide.
Comprender los símbolos de la esmeralda significaba acceder al secreto de la luz.
Tanto la alquimia como las artes mágicas en general utilizaron todos estos símbolos, que han ido reapareciendo periódicamente, pues constituyen las raíces más antiguas de esta ciencia.
Mirella Corvaja