Seis países componen Celtia.
Los celtas, que nunca crearon un imperio en su época de más poder, nunca fueron verdaderamente asimilados, ni por los romanos, ni por los sajones, francos, burgundios o godos.
Replegados en sus tierras, mascarones de proa de la nave europea, supieron conservar sus lenguas, costumbres e identidades.
Sus lenguas se dividen en dos ramas:
El gaélico, que dio origen al irlandés, al escocés y al manés.
Y el britónico, que dio origen al galés, al bretón y al córnico.
Podriamos añadir a estos países celtas Galicia y Asturias, dos provincias de España que tienen un indiscutible pasado celta.
La identidad cultural de los celtas se basó en estas dos ramas y en estas lenguas.
La Gran Celtia, Keltia, mide unos 222.000 km2. y cuenta con veinte millones de habitantes.
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