En todo el mundo, los perfumes, aplicados en el sentido mágico, estan considerados como potentosos Talismanes.
Los partidarios de esta idea afirman que el poder oculto en la esencia de cada perfume actua sobre las personas como si se tratara de un auténtico objeto magnetizado por un mago.
E incluso van más allá al asegurar que con los perfumes se pueden magnetizar otros objetos con los que pueden manejarse las fuerzas mágicas a voluntad.
Los perfumes son auténticos Talismanes, y basta con ponerse una esencia determinada para obtener el magnetismo astral que existe en ella.
Los beneficios obtenidos a través de los perfumes aplicados de esa manera son innumerables.
No hay ninguna circunstancia que no sea susceptible a esta irradiación magnética, y no existe una causa externa de cualquier naturaleza que no reaccione al penetrar en su atmósfera.
Los perfumes que irradia la propia persona la circundan y la protegen siempre que sean aplicados de modo adecuado, o bien facilitan el camino para que penetren los influjos astrales adversos.
El poder de los perfumes como Talismán puede ser transmitido a otros objetos.
Pero la dificultad de la aplicación de los perfumes eran tantos y de tan distinta naturaleza que los astrólogos desistieron en su intento de compilar un tratado completo.
La mayor dificultad consistía no tanto en la calidad del perfume cuanto en la posibilidad de establecer las reacciones psicosomáticas que se podrían poner de manifiesto en el momento de la práctica.
La elección de un determinado perfume con criterios mágicos representaba el resultado de una compleja operación alquimica sobre elementos dispares, como la esencia perfumada.
De esta síntesis debería producirse el gran agente mágico suscitado por la esencia perfumada.
En muchas partes del mundo se llegó a afirmar que los perfumes atribuidos según sus propiedades a los signos del zodíaco eran suficientes para establecer la armonía entre el sujeto y el cosmos, idónea para poder determinar una verdadera acción mágica.
Una vez aceptado este principio general, y una vez conocidos los distintos perfumes correspondientes a los signos astrológicos, se compilaron unas tablas para hacer más fácil la búsqueda de los propios perfumes mágicos.
Se sabe que la elección de un perfume con criterios basados en la magia requiere una sutil valoración de todas las circunstancias astrales, que varían según las personas.
La composición química de un perfume mágico se basa exclusivemente en un criterio de alquimia astral.
Estas indagaciones consisten en una sutil prerrogativa del ocultista y en una verdadera operación mágica.
O. Pegaso
CONTINUARA...