Conjuros de amor
Estos últimos no eran nada espectacular ni
especialmente misterioso, sino perfumes que, en tiempos en los que la higiene
no estaba muy extendida, permitían a las mujeres atraer la atención de los
hombres.
Eso si, los filtros debían ser preparados la noche
del viernes con la Luna en cuarto creciente y constaban con ingredientes como
madera de abeto en polvo, ámbar, pétalos de rosa, sándalo y violetas, todo ello
sabiamente mezclado.
Como contraste, también podían elaborar una pócima
para los casos que reclamaban venganza, y entonces debía prepararse un martes,
con sangre de dragón, polvo de planta rutácea, granos de pimienta molida, una
pizca de azufre y otra de limadura de hierro, todo ello mezclado y guardado en
una cajita de metal.
Algunos de estos productos empleaban hierbas
peligrosas para la salud, según el farmacéutico Giorgio Giordani, quien
confirma que algunas pociones eran usadas contra la frigidez femenina y la
impotencia masculina, pero también como remedio contra la gripe.
Los participantes en el congreso de Sassello han
estado de acuerdo en que las consideradas brujas eran en muchas ocasiones
jóvenes de gran belleza, motivo por el cual eran envidiadas y a veces
perseguidas, según explicó el psicólogo Fabio Parigi.
Para confirmarlo se cuenta la historia de Wasa, la
bella hija del propietario de una venta para viajeros enfrentado a los señores
poderosos de la región, a quien ella ayuda haciendo prisioneros a los dos hijos
del gobernador, motivo por el cual fue quemada viva sin proceso previo, acusada
de bruja.
A pesar de su mala fama, los temidos
"aquelarres" no eran necesariamente una manifestación demoníaca y
maligna, sino la reunión de personas que actuaban de manera desaforada gracias
a la ingestión de alguna sustancia alucinógena.
Todo tiene una explicación.
La Calabaza / la lámpara para ahuyentar los malos
espíritus
La costumbre de ahuecar y tallar una calabaza para
convertirla en un farol llamado Jack-o-lantern tiene su origen en el
folklore irlandés del siglo XVIII.
Según se cuenta, Jack era un notorio bebedor,
jugador y holgazán que pasaba sus días tirado bajo un roble.
La leyenda cuenta que n una ocasión, se le apareció
Satanás con intenciones de llevarlo al infierno. Jack lo desafió a trepar al
roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el
tronco para impedirle descender.
Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le
permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida.
La historia dice que cuando Jack murió no se le
permitió la entrada al cielo por sus pecados en vida, pero tampoco pudo entrar
en el infierno porque había engañado al diablo.
A fin de compensarlo, el diablo le entregó una
brasa para iluminar su camino en la helada oscuridad por la que debería vagar
hasta el día del Juicio Final.
La brasa estaba colocada dentro de una cubeta
ahuecada "llamada nabo" para que ardiera como un farol durante mucho
tiempo.
Los irlandeses solían utilizar nabos para fabricar
sus "faroles de Jack", pero cuando los inmigrantes llegaron a Estados
Unidos advirtieron que las calabazas eran más abundantes que los nabos. Por ese
motivo, surgió la costumbre de tallar calabazas para la noche de Halloween y
transformarlas en faroles introduciendo una brasa o una vela en su
interior.
El farol no tenía como objetivo convocar espíritus
malignos sino mantenerlos alejados de las personas y sus hogares.