LOS CUERVOS Y LOS GRAJOS
Aunque sean corrientes en todas partes, es
inevitable que los cuervos y los grajos conserven un halo de misterio.
Como Ángeles caídos venidos a equilibrar el orden
natural de los derechos, se pavonean y revolotean por los países del desierto y
el ártico, los trópicos y las extensiones urbanas, sobre tierras de labranzas
cultivadas y el cambiante territorio de la imaginación humana.
No resultan discretos se muestran con descaro.
Son tan destructivos como útiles.
Sus comunicaciones anunciadas por los graznidos
agudos y broncos, pueden apresurarnos a ocuparnos de las cosas celestiales o
parecer molestos, perturbadores y subversivos del statu quo.
Por su color negro, asociado a las ideas de
principio (noche materna, tinieblas primigenias, tierra fecundante).
Por su carácter aéreo, se le asocia al poder
creador y demiúrgico (según Platón, aquella entidad superior que crea la
realidad material a partir de las ideas), a las fuerzas espirituales.
Por ello
en numerosas culturas el cuervo aparece investido de una extraordinaria
significación cósmica.
En las culturas clásicas se le asocia además con el
poder de adivinación.
En Europa el cuervo es asociado con elementos negativos, aunque únicamente
desde tiempos recientes.
Se le considera como un signo de mal augurio
relacionado con la desgracia y el miedo.
Es el ave negra de los románticos que planea sobre
los campos de batalla en busca de la carne de los cadáveres.
No obstante, en India se le considera como el
mensajero de la muerte, y en Laos que el agua de la bebe el cuervo está
mancillada y es impura.
Sin embargo, ha sido esencialmente sobre los
aspectos positivos donde se ha construido la simbología del cuervo.
En China simboliza la gratitud de los hijos hacia
los padres, mientras que en Japón expresa el amor familiar.
Es precisamente en Japón donde se considera al
cuervo como mensajero divino y signo de victoria y virtud.
En China se considera al cuervo como el pájaro
solar que trajo la luz al mundo.
El cuervo de tres patas es el símbolo de la
dinastía Han haciendo referencia al amanecer, el cenit y el atardecer.
Es también símbolo de perspicacia, como así se
enfatiza en el Génesis.
Igualmente en Grecia el cuervo se asocia con Apolo.
Es de hecho un mensajero de los dioses y tiene
funciones proféticas.
Así es también como aparece en muchas leyendas
celtas.
En la mitología escandinava dos cuervos están
tallados en el trono de Odín, Hugin y Munnin, el espíritu y la memoria.
Incluso entre los Indios de América del Norte o
entre los Mayas, el cuervo sigue siendo el mensajero solar o el dios del trueno
y el relámpago, respectivamente.
En África se le asigna un papel protector.
Pero el cuervo también representa el aislamiento
voluntario de aquel que ha decidido vivir en un plano superior.
Los alquimistas asocian al cuervo con la fase de
putrefacción y la materia negra, la cual debe ser purificada.