En cierto modo, las runas tienen vida propia. Aunque, obviamente, no son seres animados, son el medio de comunicación entre el consultante o el vitki y la inteligencia cósmica. Como la boca, los ojos y los oídos de quien las usa, son personales e intransferibles y, sobre todo cuando han compradas, deben impregnarse de algún modo de la personalidad del usuario para romper el hielo y poder conectar con él.
Existe abundate documentación sobre como consagrar y personalizar las runas, pero, en ultima instancia, siempre da buen resultado dejarse llevar por la intuición. Algunos optaran por encender velas de cera o quemar varas de incienso; otros preferirán introducir ceremoniosamente las runas en una bella cajita de piedra calada o madera labrada a mano; otros, la sumergirán en agua lustral (agua mineral que se ha dejado expuesta al poderoso influjo de la Luna durante un par de noches), o por el contrario, las enterraran en sal gorda sin refinar y las expondrán durante tres días a la luz purificadora del sol.
Pero esto son solo algunas sugerencias. Si siente que lo que mas le apetece es consagrar las runas rociándolas con su perfume favorito, remojándolas en agua de colonia, frotándolas con un pañuelo de seda o de cualquier otro modo, no dude en hacerlo. Al y al cabo, de lo que se trata precisamente es de retomar el contacto con uno mismo y con el cosmos, con la naturaleza, con la sabiduría ancestral de los sentidos, de liberar la parte más instintiva del corazón y la mente para que nos hable. Así, que, tratándose de runas, puede decirse que el consultante es libre de hacer en todo momento lo que el cuerpo le pida. Si siente dentro de sí el impulso de improvisar, hágalo. Y, si siente que una runa determinada significa para usted algo que no aparece en los manuales, no lo dude. La única condición es que lo sienta de verdad.
Los manuales son solo una especie de guía orientativa. Lo único que pretenden es ofrecerle los rudimentos básicos para que empiece a ser capaz de tomar decisiones por su cuenta.
Imagine que esta haciendo un viaje de placer; a la hora de dar un paseo, es estupendo contar con una buena guía turística, pero eso no nos hace esclavos de la ruta preestablecida. Si lo desea, deje que sean sus propios pies los que le guíen.
El Oráculo de las Piedras.