Ogma, dios celta, protector de la elocuencia e inventor de la escritura, fue asimilado a Hércules, ya que era representado con piel de fiera y una maza.
De esa divinidad se originó una escritura que no tenía la función de auténtico alfabeto, sino que servía, sobre todo, para objetivos mágicos y adivinatorios.
Esta forma particular de comunicación, muy compleja, no estaba destinada a todo el mundo, sino que era aplicada prefeentemente por duidas y depositarios de las prácticas rituales.
Se trata de un alfabeto que, en su versión más arcaica, estaba formado por un sistema de líneas verticales sobre las que se habían insertado trazos horizontales u oblicuos; de su existencia tenemos confirmación gracias a unas trescientas inscripciones funerarias sobre piedras.
Esta escritura estuvo oficialmente en uso hasta el siglo VIII de la era cristiana.
Sabemos por las leyendas irlandesas que el principal soporte de este alfabeto era la madera; por lo tanto, es comprensible que nos hayan llegado pocas huellas de la escritura de Ogma, teniendo en cuenta que se trata de un soporte muy perecedero.
Autora: Laura Rangoni.